Harod Bloom
En este ensayo de 700 páginas Bloom explora con su habitual registro polémico y lúcido el impacto de Shakespeare en nuestra época. “Nada es más fácil-señala Harold Bloom-de captar y de conocer para los estudiosos de Shakespeare que su poDer cognitivo. Más allá de cualquier otro escritor, Shakespeare lo pensó todo de nuevo enteramente por sí mismo. Las obras de Shakespeare son la Escritura secular, o más sencillamente, el centro fijo del canon occidental. Y no sólo occidental: se ha convertido en el único canon universal que puede sobrevivir al actual envilecimiento de nuestras instituciones de enseñanza”. Harold Bloom propone pensar a Shakespere como un demiurgo genial, un creador de modelos, de personalidades, en resumen: un dios mortal que ha “inventado” lo humano tal como hoy lo conocemos.
Hamlet, Falstaff u Otelo son modelos de lo humano, formas, sensibilidades y modos de conciencia que siempre enriquecerán nuestras vidas, afirma desde su humanismo idealista Harold Blooom. “¿Es Shakespeare, en sus obras, en último término, un celebrador de la vida, más allá de la tragedia, o es pragmáticamente nihilista? Como yo mismo soy un trascendentalista herético de orientación gnóstica me sentiría más feliz con un Shakespeare que pareciera aferrarse por lo menos a una trascendencia secular, una visón de lo sublime. Esto no parece del todo cierto; la auténtica letanía shakespeareana entona variaciones sobre la palabra nada, y el nihilismo se cierne sobre casi todas las obras de teatro, incluso en las grandes comedias relativamente puras”.