Memoria Falsa


El treinta de junio de 1994, mientras Maradona abandona la selección nacional de fútbol a causa de la efedrina detectada en su orina, Soledad desaparece. En el país de los desaparecidos, la morbosa evanescencia de los cuerpos conforma una barbarie fechada: antes del 76, después del 83. y todo lo que sucedió ante esas dos terribles orillas, en la velada memoria de los muy jóvenes protagonistas de Memoria falsa, adquiere la dimensión de un drama ajeno, distante, oscuro.
El mundo, dicen, tiene apenas veinte años.
El lugar de la epopeya sórdida y heroica, mítica o histórica, de los años '70, es ocupado por un presente que se enfrenta con ese pasado con dolida frivolidad. El puente que los conecta, separandolos casi definitivamente, tiene la consistencia de memoria falsa.
Para tornarla verdadera, es necesario que esta novéla devuelva a la sociedad argentina la posibilidad de construir historias que contengan la suma de nuestra experiencia.
El Premio Proyección 1995, otorgado a este joven y talentoso escritor por un jurado compuesto por Isidoro Blaisten, Angélica Gorodischer, Silvia Plager, Ernesto Schóo y Roberto Yahni, apunta en esta dirección.